Por Carol Weitzman, MD, FAAP y Michelle Curtin, DO, FAAP
Mente sana, cuerpo sano: ambos van de la mano. Por eso es tan importante identificar y tratar los problemas de
salud mental, emocional y conductual de manera precoz en la vida de un niño. También es por eso que los exámenes de detección periódicos se han convertido en una prioridad para los médicos que trabajan con niños. Detectar estas afecciones tan pronto como sea posible aumenta la eficacia de cualquier tratamiento: uno que ayuda a los niños a progresar en la escuela, los vínculos y las actividades que los preparan para la vida adulta.
La American Academy of Pediatrics (AAP) insiste en que padres y médicos clínicos se acompañen a la hora de promover la
resiliencia e identificar signos de advertencia relacionados con la salud mental, emocional y conductual en niños y adolescentes. Este consejo se ajusta a las crecientes preocupaciones sobre el bienestar de los niños en los Estados Unidos.
¿Cómo están nuestros niños?
A fines de 2021, la AAP se unió a otras organizaciones de salud infantil para declarar
una emergencia nacional de salud mental juvenil. Si bien se habían observado algunos
signos de mejoría desde ese entonces, hay millones de niños estadounidenses que continúan lidiando con esta problemática.
Aproximadamente 1 de cada 5 niños, incluidos los niños de tan solo 2 años de edad, padecen dificultades mentales, emocionales o conductuales en algún momento dado.
Al llegar a los 16 años, casi el 40 % de todos los adolescentes estadounidenses puede tener un diagnóstico de índole mental, emocional o conductual.
Los diagnósticos comunes en niños y adolescentes incluyen
ansiedad,
depresión,
TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) y problemas de conducta disruptiva, como trastorno de oposición desafiante (ODD, por sus siglas en inglés).
El
suicidio y la
autolesión continúan amenazando, e incluso poniéndole fin, a la vida de muchos jóvenes.
¿Algunos niños enfrentan mayores riesgos de salud mental que otros?
Diversos factores pueden perjudicar la salud mental, emocional y conductual de niños y adolescentes. El trauma, ya sea repentino o constante, también puede empeorar la salud mental de un niño. Presenciar violencia, vivir o experimentar un desastre natural, estar separado de sus seres queridos o sufrir abuso físico, sexual o emocional son ejemplos graves de trauma dañino.
Los niños que sufren racismo o acoso escolar también son más propensos a desarrollar dificultades. Los niños que se identifican como LGBTQ+ tienen mayor riesgo de ansiedad, depresión y suicidio que sus compañeros heterosexuales. Además, los niños con discapacidades del desarrollo neurológico tienen mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental, emocional y conductual, incluido el suicidio.
Cómo los exámenes de detección de la salud mental pueden cambiar la historia para los niños
Las
conversaciones abiertas en la familia, junto con exámenes de detección estandarizados periódicos y frecuentes durante las visitas de atención médica, permiten identificar preocupaciones mentales, emocionales o conductuales.
La detección temprana de estos problemas puede hacer una gran diferencia para su hijo.
Las dificultades conductuales que parecen ser comunes al principio, incluso en niños pequeños y niños en edad preescolar, pueden ser objetivamente un signo de un problema que requiere atención. Los exámenes de detección ayudan a identificar estas preocupaciones de manera temprana, antes de que persistan o empeoren. Cuanto antes se le ofrezca atención a su hijo, mayor será su capacidad de desarrollar habilidades que lo ayudarán durante toda la vida.
Los expertos de la AAP recomiendan que las conversaciones familiares sobre salud mental comiencen en los primeros controles del bebé. Estas incluyen exámenes de detección de problemas mentales, emocionales y conductuales a los
6 meses y nuevamente en las visitas del niño sano a los 12, 24 y 36 meses. Los exámenes pueden coordinarse junto con otras evaluaciones, como las pruebas de desarrollo y los
exámenes de detección de autismo.
¿Por qué tan pronto? Un motivo es que la
vinculación padre/madre e hijo es muy importante para los pequeños. Muchos padres (incluidas las parejas y los padres adoptivos) tienen problemas con la
depresión posparto (PPD, por sus siglas en inglés). La atención eficaz de la PPD puede devolverle la energía y la confianza al padre o la madre. Esto les permite interactuar con el bebé con mayor facilidad, de maneras que fomentan el desarrollo de la salud mental, como el hecho de
abrazar, arrullar y conversar con el niño.
Las
visitas de control periódicas de su hijo permitirán que el pediatra tenga la posibilidad de detectar problemas de salud mental, emocional o conductual. Los exámenes de detección se deben realizar cerca del 1.er, 2.do y 3.er cumpleaños de su hijo. Después del 3.er cumpleaños de su hijo, estos exámenes deberían hacerse anualmente hasta que el niño se convierta en adulto.
Con herramientas adecuadas para la edad, el médico puede controlar signos de dificultades que usted ya podría haber observado. Conversar sobre lo que sucede en el hogar o la escuela ayuda a generar un vínculo sólido con el pediatra, uno que beneficie la salud mental de su hijo aunque nunca requiera cuidados para una afección específica.
Cómo un enfoque en equipo protege y ayuda a su hijo
A medida que los niños se escolarizan, los exámenes de detección periódicos de problemas de la salud mental habitualmente forman parte de los controles anuales. (Estos
artículos útiles detallan qué debe esperar en los controles anuales).
Sin embargo, no espere hasta el próximo control de su hijo para informar acerca de cuestiones mentales, emocionales o conductuales. Muchas cosas pueden cambiar entre una consulta al médico y otra, y el médico de su hijo confía en usted para que describa cualquier
síntoma que le preocupe.
Exámenes de detección recomendados para problemas de la salud mental, emocional y conductual: explicación de la política de la AAP
La AAP recomienda exámenes de detección continuos de la salud mental, emocional y conductual a partir de la visita de control a los 6 meses y en cada visita de control anual posterior. Además, recomienda exámenes de detección específicos para afecciones basadas en la edad y el riesgo:
Depresión materna: exámenes de detección dentro del primer mes del bebé y continuar hasta los 6 meses de edad para identificar depresión posparto en los cuidadores.
Ansiedad: exámenes de detección anuales a partir de los 8 años.
Depresión: exámenes de detección anuales a los 12 años.
Riesgo de suicidio: exámenes de detección a los 12 años.
Cómo cerrar la peligrosa brecha de atención para acceder a los servicios de salud mental
En los diagnósticos de salud mental generalmente existe un
intervalo de 2 a 4 años entre los primeros síntomas del niño y el momento en que aparece el trastorno completo. Sin embargo, lamentablemente, la mayoría de los niños y adolescentes estadounidenses no recibe atención de manera oportuna luego de la aparición de los primeros síntomas.
Cerrar esta brecha implica que su hijo reciba tratamiento lo más temprano posible. Esto abre las puertas del aprendizaje y la sanación, con el impulso del cerebro en desarrollo de su hijo (que continúa creciendo
hasta la mitad de la década de los 20). El desarrollo temprano de habilidades de afrontamiento y
autocuidado ayudará a su hijo a vivir con su diagnóstico de salud mental, sin sentirse limitado por este.
Complementar la atención primaria con la atención de la salud mental
Nuevas estrategias ayudan actualmente a los pediatras a vincular a los niños y las familias con recursos para la salud mental, emocional y conductual. Algunos centros de medicina pediátrica y familiar cuentan con proveedores de salud mental en sus equipos, preparados para atender a pacientes jóvenes. El tratamiento basado en un equipo se está transformando rápidamente en un tratamiento de referencia para la atención de niños y adolescentes.
El entendimiento cultural a través de la capacitación médica y del personal es otro objetivo clave en la atención de la salud mental. Los pediatras y los equipos de atención quieren conocer más información sobre las tradiciones, las prácticas de fe y los valores que afectan a las elecciones de atención médica de una familia. También necesitan comprender las condiciones y los obstáculos que podrían afectar el sentido de seguridad y autoestima de un niño. Los
antecedentes médicos familiares pueden ser un punto de inicio natural para conversar sobre la cultura, las prácticas hogareñas, etc.
Recuerde
La salud mental es fundamental para la salud integral de su hijo, ahora y durante toda la vida. Los pediatras y las familias pueden trabajar en conjunto para construir resiliencia y promover el bienestar en niños y adolescentes en cada visita. Además, un examen de detección cuidadoso y vínculos cercanos con el médico de su hijo permiten identificar las preocupaciones mentales, emocionales y conductuales de manera temprana. Evaluar los problemas mentales, emocionales y conductuales, y abordar los hallazgos de manera rápida ayudan a los niños a desarrollar sus propias rutinas de afrontamiento y autocuidado.
Los pediatras confían en los padres para compartir lo que está sucediendo en la vida de un niño, en especial cuando este es demasiado joven para explicarlo por su cuenta. No espere al siguiente control para hablar sobre los posibles síntomas de problemas en la salud mental, emocional o conductual. Puede confiar en el pediatra para que lo ayude a encontrar recursos, opciones de atención y el tan necesario apoyo social para su hijo y su familia, sin culpas ni juicios de valor.
Más información
Acerca de la Dra. Weitzman
Carol Weitzman, MD, FAAP,
es pediatra conductual del desarrollo, codirectora de Autism Spectrum Center en Boston Children's Hospital y directora de CT Center for Developmental Pediatrics. Se desempeña como profesora titular en Harvard Medical School y profesora emérita de Pediatría en Yale School of Medicine. En Yale, la Dra. Weitzman se desempeñó como directora de Pediatría Conductual y del Desarrollo (DBP, por sus siglas en inglés) y supervisó la capacitación de colegas en DBP. En el nivel nacional, es expresidenta de Society for Developmental Behavioral Pediatrics (SDBP) y exdirectora del Departamento de Pediatría Conductual y del Desarrollo de la American Academy of Pediatrics (AAP). La Dra. Weitzman es autora del informe clínico de la AAP titulado
"Promoting Optimal Development: Screening for Behavioral and Emotional Problems" (Promoción del desarrollo óptimo: exámenes de detección de problemas conductuales y emocionales) y de
Health Care for Youth With Neurodevelopmental Disabilities: A Consensus Statement (Atención médica para jóvenes con discapacidades del neurodesarrollo: declaración de consenso). Es miembro del Comité Estadounidense del Subcomité de Pediatría. |
Acerca de la Dra. Curtin
Michelle Curtin, DO, FAAP,
es miembro de Pediatría Conductual y del Desarrollo (DBP, por sus siglas en inglés) y profesora titular de Pediatría en Wake Forest University School of Medicine. Es autora del informe clínico de la AAP titulado
"Promoting Optimal Development: Screening for Mental Health, Emotional, and Behavioral Problems" (Promoción del desarrollo óptimo: exámenes de detección de problemas conductuales, emocionales y de la salud mental). Actuó como primer enlace del Departamento de DBP de la sección de estudiantes de Pediatría y recibió el premio compartido 2025 Rising Star, otorgado por la Sección de Carolina del Norte de la American Academy of Pediatrics. En Wake Forest, se desempeña como líder educativo y jefa de la división de Servicios Médicos del Departamento de DBP; trabaja con residentes, pasantes y colegas para expandir el acceso a la atención y la experiencia en niños con trastornos conductuales y del desarrollo. |